Los concejales Carmen Martínez y Juan Luís Martínez, piden que el Ayuntamiento no se lave las manos en este asunto y defienda los intereses de los cartageneros apostando por la conservación de la fachada y la elaboración de un proyecto que haga posible su incorporación al nuevo edificio de la UPCT.
“La declaración de ruina y la autorización del derribo corresponde al Ayuntamiento, por tanto es el primero que debe manifestar su interés en la conservación de la fachada y hacer saber que dicha fachada no está en ruina, que no piensa autorizar ningún derribo y que es perfectamente recuperable”, afirmaron los concejales.
Los concejales recordaron que en los propios informes que utilizó el Ayuntamiento para demoler los muros y la farmacia del Cim, de la Universidad de Murcia del 27 julio de 2005, y el Informe de la propia Dirección General de Cultura de 13 de septiembre de 2004, especificaban que autorizaban la demolición de los mismos pero que la fachada debía conservarse puesto que tenía grado de protección 3, y por este motivo no pudo demolerse entonces.
“Fue un error, añadieron, dejar fuera del proyecto de recuperación del CIM, la fachada de Celestino Aranguren, pero ahora, de nada sirve lamentarse, lo que debemos hacer es arbitrar soluciones encaminadas a su conservación”.
“El Ayuntamiento de Cartagena debe, ante todo, defender los intereses de los cartageneros y velar por la conservación de su patrimonio, de otro modo estaría cometiendo un nuevo atentado contra nuestro patrimonio en un tremendo acto de irresponsabilidad, pues no existe justificación alguna para el derribo de la fachada del antiguo CIM, máxime cuando el propio arquitecto que ha dirigido la reforma del Cim, José Manuel Chacón, ha manifestado que se puede conservar perfectamente, y que no hay ningún problema en incorporar la fachada al nuevo edificio”, apuntaron los concejales.
“Existen muy buenos profesionales en arquitectura en Cartagena, añadieron, que seguro sabrían dar con la solución mas acertada, pudiéndose convocar un concurso de ideas o bien hacerse cargo del proyecto el propio arquitecto, José Manuel Chacón”.
Los concejales apuntaron que según la Ley de Patrimonio, en su artículo 24.2, para poder autorizar su demolición, se requiere de una declaración firme de ruina que corresponde al Ayuntamiento y de informe favorable de al menos dos instituciones consultivas que vienen indicadas en la propia Ley en su articulo 3 (Universidades españolas, Reales Academias, La Junta de Calificación, valoración y exportación de Bienes del Patrimonio histórico español, Juntas Superiores del Estado, etc.) y hasta el momento, en referencia a la fachada del CIM, no existe nada al respecto. Al tratarse de una propiedad del Ministerio de Defensa debiera manifestarse la propia Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura, y no ha habido informe de la misma, ni de ningún órgano consultivo apropiado.
Por otro lado, nadie debe poner en duda su valor artístico, afirmaron los ediles. “Cuando el doctor en Historia del Arte de la Universidad Complutense de Madrid, F. Javier Pérez Rojas, elaboró su tesis doctoral sobre la transformación urbana y arquitectónica en Cartagena entre los años 1874-1936, quedó recogida perfectamente la importancia de dicha fachada, al considerarla de estilo modernista y destacar, además que es una de las pocas prisiones españolas que tiene una fachada de este estilo”.
El arquitecto Celestino Aranguren, autor de esta fachada, no era precisamente un desconocido, pues fue director general de arquitectura de prisiones y es el autor, también de la fábrica de tabacos de Valencia que está protegida y restaurada.
Por tanto,” nosotros mostramos todo nuestro apoyo a la conservación de la puerta del CIM y consideramos fundamental su mantenimiento no sólo como elemento artístico sino como testimonio de nuestra historia mas reciente. Borrar de la geografía urbanística de Cartagena la puerta del CIM, sería un nuevo atentado contra nuestro Patrimonio Histórico, y los cartageneros no debemos consentirlo.
Por tanto exigimos al equipo de gobierno del partido popular que se implique en el tema y que en ningún momento autorice el derribo de la puerta y sí, por el contrario, arbitre soluciones para su conservación.